Este martes 11 de febrero cerró la colonia. Entre fogones y disfraces, con bombones asesinos y otras Palmeras. Y juegos y búsquedas de conos y hallazgos diversos. La colonia es un fogón, que se alimenta todos los años desde la Dirección de Deportes de la Municipalidad de Colón y la participación y co-organización de los jubilados, que demuestran que para nada son del sector “pasivo”.

Hay trasfogueros, que mantienen la llama encendida y que impulsan la renovación de la propuesta, aún en invierno. La profe Salerma se carga la responsabilidad y la acompaña todo el equipo. Mientras tanto, se quedan solas las carpas del amor y los pasillos de los vestuarios que conducen a la pileta. O los sonidos tienen que ver con actividades ajenas a la Colonia, que se despide despacio, entre cotillón y ruleros.+

La revolución de las chancletas. Y el fuego, que sigue encendido para iniciar otros ritos cuando haya nuevos bailes sin antifaces. Por lo menos no los tenía puestos Pablo Pino, el Intendente Interino, que compartió las brasas y barrió las cenizas.