Cuando la afectada concurrió al Hospital para ser atendida llevó la fotografía del arácnido por lo que, ante la duda, el médico de guardia consultó a un centro especializado en investigación de enfermedades alérgicas y respiratorias, donde alertaron que podría ser una especie con algún grado de peligrosidad. 

Siguiendo lo establecido para casos de este tipo, la señora quedó internada en observación y se requirió al Centro de Referencia Regional, que se encuentra en San Nicolás, el antídoto necesario.

Sin embargo la evolución de la paciente fue buena, por lo que la dosis no fue utilizada y será preservada ante cualquier otra eventualidad. Es que desde hace cuatro años que en Colón existen alacranes, pero sus picaduras no son lo suficientemente ponzoñosas como para generar riesgo humano. 

La duda que tienen los facultativos es que, tal vez, por ser una persona mayor (con mayor defensa que los niños) la picadura no la afectó, o bien se trató de una picadura seca, es decir, no alcanzó a destilar el veneno. En consecuencia hay que estar atento ante la novedad. 

En caso de picadura, en primer lugar, se recomienda aplicar hielo y acudir con urgencia al médico. Si es posible, llevar el ejemplar para que pueda ser identificado. No todos los alacranes son iguales. En general, la picadura de alacrán se identifica por el dolor agudo e intenso en el lugar donde se produce el aguijonazo.

Las picaduras de escorpión pueden ser dolorosas, pero la gran mayoría suelen ser inofensivas. Sin embargo, las picaduras de algunas especies pueden ser mortales. Las picaduras son más serias en los niños pequeños y las personas de edad avanzada.

Los síntomas moderados incluyen inflamación y dolor en la zona de la picadura. Los síntomas más graves incluyen espasmos musculares, sudoración y salivación.

La mayoría de las picaduras no necesitan tratamiento. Los casos graves pueden requerir un antídoto. En consecuencia, en Colón, sin alarmarse hay que estar atentos.

(Fuente: Ricardo Figueira. Emisora Colón)